Estudiantes buenas tardes el taller de español es el siguiente:
Leer el siguiente texto: De el sacar 40 palabras en las cuales van a identificar palabras agudas, graves, esdrújulas y sobreesdrújulas; algunas palabras ya tienen tildes otras no las cuales ben colocarle y otras no llevaran tilde per recuerden que a esas palabras le deben hacer la separación silábica y decir donde lleva el acento. Esta actividad debe ir en el cuaderno
UNA CULTURA CUYO CENTRO ES EL CORAZÓN
Nuestra cultura, a partir del
llamado siglo de las luces (1715-1789) aplicó de forma rigurosa la
comprensión de René Descartes (1596-1650) de que el ser humano es “señor y
maestro” de la naturaleza y puede
disponer de ella a su antojo. Confirió un valor absoluto a la razón y al
espíritu científico: Lo que no consigue pasar por la criba de la razón, pierde
legitimidad. De aquí se derivó una severa crítica a todas las tradiciones,
especialmente a la fe cristiana tradicional.
Con esto se cerraron muchas ventanas del espíritu que permiten también
un conocimiento sin que pase necesariamente por los cánones racionales. Ya
Pascal notó ese reduccionismo hablando en sus Pensamientos de la logique du coeur (“el corazón tiene razones que
desconoce la razón”) y del esprit de finesse,
que se distingue del esprit de géométrie,
es decir, de la razón calculadora e instrumental analítica.
Pero lo más marginado y hasta difamado fue el corazón, órgano de la
sensibilidad y del universo de las emociones, bajo el pretexto de que atropellaría
“las ideas claras y distintas” (Descartes) del mirar científico. Así surgió un
saber sin corazón, pero funcional al proyecto de la modernidad, que era y sigue
siendo el de hacer del saber un poder, un poder como forma de dominación de la
naturaleza, de los pueblos y de las culturas. Esa fue la metafísica (la
comprensión de la realidad) subyacente a todo el colonialismo, al esclavismo y
eventualmente a la destrucción de los diferentes, como las ricas culturas de
los pueblos originarios de América Latina (recordemos a Bartolomé de las Casas
con su Historia de la destrucción de las Indias).
Curiosamente toda la epistemología moderna que incorpora la mecánica
cuántica, la nueva antropología, la filosofía fenomenológica y la psicología
analítica han mostrado que todo conocimiento viene impregnado de las emociones
del sujeto, y que sujeto y objeto están indisolublemente vinculados, a veces
por intereses ocultos (J. Habermas).
A partir de tales constataciones y con la experiencia despiadada de las
guerras modernas se pensó en rescatar el corazón. Al fin y al cabo, en él
reside el amor, la simpatía, la compasión, el sentido del respeto, la base de
la dignidad humana y de los derechos inalienables. Michel Mafessoli en Francia,
David Goleman en Estados Unidos, Adela Cortina en España, Muniz Sodré en Brasil
y tantos otros por todo el mundo, se han empeñado en rescatar la inteligencia
emocional o la razón sensible o cordial. Personalmente estimo que frente a la
crisis generalizada de nuestro estilo de vida y de nuestra relación con la
Tierra, sin la razón cordial no nos moveremos para salvaguardar la vitalidad de
la Madre Tierra y garantizar el futuro de nuestra civilización.
Esto que nos parece nuevo y una conquista –los derechos del corazón–,
era el eje de la grandiosa cultura maya en América Central, particularmente en
Guatemala. Como no pasaron por la circuncisión de la razón moderna, guardan
fielmente sus tradiciones, que vienen a través de las abuelas y los abuelos a
lo largo de generaciones. Su principal texto escrito, el Popol Vuh, y los
libros de Chilam Balam de Chumayel testimonian esa sabiduría.
Participé muchas veces en celebraciones mayas con sus sacerdotes y
sacerdotisas. Se hace siempre alrededor del fuego. Comienzan invocando al
corazón de los vientos, de las montañas, de las aguas, de los árboles y de los
antepasados. Hacen sus invocaciones en medio de un incienso nativo perfumado
que produce mucho humo.
Oyéndolos hablar de las energías de la naturaleza y del universo, me
parecía que su cosmovisión era muy afín, guardadas las diferencias de lenguaje,
a la de la física cuántica. Todo para ellos es energía y movimiento, entre la
formación y la desintegración (nosotros diríamos: la dialéctica del
caos-cosmos) que dan dinamismo al Universo. Eran eximios matemáticos y habían
inventado el número cero. Sus cálculos del curso de las estrellas se aproximan
en muchas cosas a lo que nosotros con los modernos telescopios hemos alcanzado.
Bellamente dicen que todo lo que existe nació del encuentro amoroso de
dos corazones, el corazón del Cielo y el corazón de la Tierra. Esta, la Tierra,
es Pacha Mama, un ser vivo que siente, intuye, vibra e inspira a los seres
humanos. Estos son los “hijos ilustres, los indagadores y buscadores de la
existencia”, afirmaciones que nos recuerdan a Martin Heidegger.
La esencia del ser humano es el corazón que debe ser cuidado para ser
afable, comprensivo y amoroso. Toda la educación que se prolonga a lo largo de
la vida consiste en cultivar la dimensión del corazón. Los Hermanos de la Salle
tienen en la capital Guatemala un inmenso colegio –Prodessa– donde jóvenes
mayas viven en internado, bilingüe, donde se recupera y se sistematiza la
cosmovisión maya al mismo tiempo que asimilan y combinan saberes ancestrales
con los modernos, ligados especialmente a la agricultura y a relaciones
respetuosas con la naturaleza.
Me complace terminar con un texto que una mujer maya sabia me pasó al
final de un encuentro sólo con indígenas mayas: “Cuando tienes que escoger
entre dos caminos, pregúntate cuál de ellos tiene corazón. Quien escoge el
camino del corazón nunca se equivocará” (Popol Vuh).